THE MARCGUFFIN'S ROOM

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ODISEA DE SER ADULTO: UN RATITO ESTÁ BIEN, LUEGO YA NO TANTO

Cumples 30 años. Te sacas una carrera. Te casas con una hipoteca. Y acabas firmando mil y un acuerdos sin haber siquiera leído la letra pequeña. ¿Para qué? ¡La vida es corta! y la hemos de vivir al límite… Porque ya cumpliste 30. 

 

Entras en tu etapa adulta. O eso es lo que te hacen pensar los anuncios de Youtube, aquellos que te saltas cuando aparece el mensaje de “Saltar en 5 segundos”, los que venden productos de caída del pelo y otras caídas que no se ven a primera vista. Esa visión que empiezas a perder cuando cumples los 31.

 

Ya eres responsable de tus actos, de tus decisiones y de tus gastos. Bueno, de esto último no eres tan responsable, ya que el dinero es efímero (primer aprendizaje que se te mete en la sesera al convertirte en adulto). Dejas el pasado atrás, como esa moneda que se te queda en la lavadora y que te convences que ya la rescatarás en otro momento, pero ese momento (seamos sinceros), ¡nunca llega!  

 

… Y ves el futuro como la nube de LOST, un ente inexplicable, que no tienes ni idea por donde te puede venir.  El futuro es vivir con un miedo constante. 

 

En realidad llego tarde a la adultez, como en casi todo. Y menos mal. Me he dado cuenta de que tengo alergia a las “tomas de decisiones” como adulto. El tener que recordar que había anotado en la libreta para acordarme que tenía que hacer, es mi talón de Aquiles. 

 

Aunque también, a estas alturas del cuento no puedo quejarme de ello. Me ha llegado a mis oídos que hay gente con 20 años que ya están emprendiendo y tienen bajo su tutela un equipo de 50 empleados y que distribuyen su producto por todo el mundo (¡Qué pereza!) A esa edad solo pensaba como hacía Darth Vader para no morir de insolación tras tantas horas de rodaje en el set.  Pero he visto la luz 10 años más tarde, sin ningún equipo bajo mi tutela, pero sí con visión de querer ser adulto y tomar acción en mi vida. 

 

No todo va a ser reclamar, he sido muy responsable en mi vida a lo largo de estos años, las nombraría, pero no me acuerdo de donde puse la libreta donde anoto las cosas para recordar mis méritos. ¡Qué los tengo, lo prometo!

 

Aunque después de mucho reflexionar y escribir estas 404 palabras seguidas, debo confesar que ser adulto no está tan mal. Tiene sus ventajas. Sus virtudes. Sus beneficios. Me estoy quedando sin sinónimos intentando alargar este sufrimiento, pero ya encontraré las razones por las que ser adulto es maravilloso. 

 

Aaah sí, una buena razón para ser adulto es tener el conocimiento básico para recordar que tienes que actualizar tu blog con contenidos que a ti te interesa contar al mundo, pero no te atreves a hacerlo en persona. Esa es la ventaja. 

 

… Y creo. Solo creo. ¡Que ya estaríamos por hoy!

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