No es que me lo haya buscado, no es que lo haya gritado a los cuatro vientos. Pero desde hace un tiempo creo que los fines de semanas se burlan de mi… Y no me refiero a lo que ocurre durante esas 48 horas de duración (un par de horas más si eres de los que empieza a contar el fin de semana a partir del viernes por la tarde), sino del sábado y domingo en cuestión, como concepto de día, como entidad de nuestro calendario, como días de descanso (para aquellos que puedan descansar).
Pero después de reflexionar largo y tendido conmigo mismo, quien sino para entender ese problema tan abstracto, me he dado cuenta que esos dos días de entre semana están para hacerme el final de los 7 días que conforma un ciclo de una semana, imposible de vivirlos. Y es que el dicho de «pasar volando», «en un suspiro», «en un pestañear» o «como un pedo mal dado», se hace realidad en mi caso. ¿Cómo es esto posible? ¿No están esos días para ser disfrutables?
Además, mi mente, maldita ella, también está en modo auto sabotaje y ya me dice desde primera hora de la mañana de un sábado cualquiera, que me acuerde de lo que tengo que hacer el lunes.
SÁBADO + MENTE 1 – ESCRITOR MADURITO 0
En fin, tendré que tomar cartas en el asunto y cambiar de días mi fin de semana, no me llevará más que un despido y unos cuantos papeleos, el pan de cualquier día a día… Bueno, de cualquier día a día, menos de un sábado o domingo.
De todas formas, disfruten de la semana… ¡Cómo sea posible!
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