THE MARCGUFFIN'S ROOM

LA POSIBILIDAD DE DEDICARME A ELLO SE ENCUENTRA EN UN 37,64%.

SIEMPRE QUISE SER… DENTISTA, PERO EL MIEDO A LAS ALTURAS ME LO IMPIDIÓ.

… Y padecer una gran fobia dental desde los ocho años también es una de las causas por la que nunca pude dedicarme a la profesión. De hecho, es la causa principal.

Fue perder los primeros dientes y que el supuesto «ratoncito Pérez» me trajera esos apreciados 20 reales (unos 3,84 euros por la conversión (en aquel entonces vivía en São Paulo)), y ya me di cuenta que lo de ser dentista y tratar con dientes día si día también, menos fines de semana, podría ser un buen negocio. ¡Qué equivocado estaba!

Mi fobia a los dientes vino 1 año después de perder mi primer diente, cuando tenía 4 años. En vez de perder uno, como aquella «fatídica primera vez», perdí dos del tirón, y lo peor de todo fue que me los tragué. Un chiquillo de 4 años, sin sus 40 reales, ¿os podéis imaginar el trauma? Y además, se creyó que el día siguiente iba a hacer popo (a.k.a caca) en forma de dentadura (o así se lo habían vendido). Aún estaba desarrollando la parte del cerebro de la deducción, no lo tengáis en cuenta. Fue entonces que me di cuenta de que el ser dentista, no sería una buena opción.

¿Y os estaréis preguntando porque el miedo a las alturas influyó a que colgará la bata de dentista a temprana edad?

¿Habéis visto alguna vez alguien con la boca abierta y la profundidad que hay cuando miras al vacío que conecta lengua con la tráquea? Es como mirar a la oscuridad y que la oscuridad te devuelva la mirada…

No no, quita quita. Otra profesión me dedicaré.

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